Descubren junto a El Soplao el filón de ámbar con insectos atrapados más importante de Europa.
Investigadoras del Instituto Geológico hallan cerca de la cueva, en el municipio de Rábago, un yacimiento que data de hace 110 millones de años y al que se considera un 'laboratorio geológico'.
Uno de los yacimiento de ámbar con insectos más importantes de cuantos se conocen en el mundo, y calificado por los científicos de «extraordinario valor», ha sido descubierto recientemente en las inmediaciones de los accesos a la cueva de El Soplao, en el municipio de Rábago. El hallazgo se debe a las investigaciones y al trabajo de campo realizado por dos geólogas del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) en la zona, y se considera el punto de partida de los tesoros paleontológicos que puede esconder el afloramiento. Y, de paso, un multiplicador del 'efecto Soplao' por la repercusión y relevancia que ello va a derivar para la región.
Atrapados en el ámbar del filón de Rábago hace 110 millones de años se han encontrado minúsculos mosquitos, avispas, arañas y otros insectos ya extinguidos. Ahí radica una de las importancias de este tesoro, en el que también se han encontrado dentro del ámbar fosilizado restos vegetales y de coníferas, así como de un raro ámbar azul, considerado ya como el más antiguo conocido hasta la fecha.
De la importancia de este yacimiento hablaron ayer el director del general del IGME, José Pedro Calvo, y Enrique Peñalver, especialista en insectos fósiles del Mioceno y Cretácico, quienes acompañaban al consejero de Cultura, Francisco Javier López Marcano para dar cuenta del descubrimiento. Calvo, prudente, señaló que «el hallazgo tiene gran relevancia. Resulta extraordinario. No sé si es de lo mejor del mundo, pero sí está en esa línea»; para Peñalver «por su excepcional abundancia destaca como mínimo a nivel europeo». El consejero cántabro, por su parte, indicó que es «un privilegio poder decir que éste es el mayor yacimiento de ámbar de España, probablemente el mejor de Europa y también del mundo».
El descubrimiento de este yacimiento se ha mantenido en el lógico 'secreto' varios meses. Fue en febrero de este año cuando María Najarro e Idoia Rosales hallaron el filón del ámbar en un afloramiento cerca de la carretera que conduce hasta la cueva de El Soplao, a unos tres kilómetros de la localidad de Rábago. Y tal trabajo es fruto del acuerdo de colaboración firmado en diciembre pasado entre el Gobierno de Cantabria y el IGME, un convenio cuatrienal que, a la vista de lo hallado «se renovará sine die», apuntó Marcano, «por consentimiento tácito entre ambas partes».
Según los expertos, el yacimiento de ámbar con insectos de El Soplao es uno de los «muy escasos» existente en el mundo que se remontan al Cretácico. Lo descubierto hasta ahora «no es más que el punto de partida. Se ha comenzado a rascar», afirma Calvo, para quien el yacimiento es rico en cantidades y, «probablemente, en hallazgos novedosos». Peñalver fue más gráfico al señalar que «a partir de ahora quedan años, décadas de estudio. Seguramente hay trabajo para varias generaciones de paelontólogos».
En otoño, una vez que se haya dado cuerpo a la información recopilada, la comunidad científica internacional tendrá conocimiento de este descubrimiento en tierras cántabras, indicó Calvo. Será a través de una publicación en una revista científica, a la que seguirán más entregas.
Fuente: El Diario Montañes
El yacimiento de ámbar de Rábago añade más valor geológico a El Soplao.
La geóloga Gema Fernández califica de «fantástico» el descubrimiento.
La «excepcional conservación y abundancia» del ámbar con insectos que ha surgido en el yacimiento de Rábago (Herrerías) y cuyo descubrimiento se dio a conocer el jueves, encierra otro valor intrínseco a la mera datación de hace 110 millones de años. El paleontólogo Enrique Peñalver resumía así el tesoro que va a dar aún más notoriedad al hallazgo: «La mayoría de los insectos que aparecen están extinguidos. Todo lo que sale es nuevo y, por tanto, muy interesante». Para la geóloga Gema Fernández Maroto, profesora titular de Geología y Mineralogía de la Escuela de Ingeniería Técnica Minera de Torrelavega, «es un descubrimiento fantástico desde el punto de vista geológico y de valor incalculable desde el punto de vista científico».
El paleontólogo, especializado en el estudio de insectos fósiles del Mioceno y del Cretácico, da por hecho que habrá «nuevas sorpresas» en el yacimiento próximo a El Soplao en cuanto a insectos, arácnidos y otros artrópodos, y Peñalver puso como ejemplo el trozo de tela de araña con presa que ha aparecido en el ámbar. La geóloga, por su parte, entiende que el afloramiento de Rábago «añade aún más valor geológico a la que ya tiene El Soplao».
«Sin duda, lo que ha salido en esas primeras muestras permitirá conocer el pasado de la historia geológica de lo que hoy es Cantabria», indica Gema Fernández. Esta profesora de Mineralogía, que califica de «fantástico» el descubrimiento, entiende que el ámbar y lo que contiene «nos podrán decir qué condiciones había hace 110 millones de años en esta zona, el ambiente, el clima de la época... Pero, sobre todo, qué tipo de vida se daba entonces en base a los insectos, polen, semillas y vegetales que han quedado atrapados en el ámbar».
Recuerda Fernández que hace 110 millones de años, de cuando está datado lo descubierto en el yacimiento cántabro, «esto era un mar somero y había un clima subtropical, con un ambiente muy húmedo y una vegetación principalmente de coníferas». Esas coníferas, del tipo araucaria, se caracterizaban por las denominadas 'chorreaderas' de resina, que acababan atrapando insectos y restos orgánicos y vegetales. Y ahí radica su importancia científica, dice Fernández.
Información científica
«Con todo ello se puede reconstruir las condiciones medioambientales y descubrir y conocer organismos diferentes hoy desaparecidos que dieron lugar a otros que se fueron adaptando». La geóloga explica que la información que va a aportar el ámbar puede ser de «incalculable valor científico» porque, por las referencias que tiene, ese ámbar «guarda tesoros, además de lo que revele sobre la vida, organismos vegetales y animales y el clima».
La profesora de Escuela de Ingeniería torrelaveguense, a la espera de conocer más a fondo detalles sobre contenido del descubrimiento de Rábago, cree que por las referencias «puede ser de lo más importante» conocido sobre ámbar con insectos, y no descarta que pueda haber más «si, como parece, en esa zona fue rica en abundante vegetación de ese tipo de árboles». De lo que está segura es que el reciente descubrimiento «abrirá más puertas de investigación» en aquella zona de El Soplao.
De momento, lo que importa, según Gema Fernández, es la seguridad del afloramiento: «Ese yacimiento es importante y necesita un tiempo de investigación por lo que requiere medidas racionales de protección».
Fuente: El Diario Montañes
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