Hace ciento diez millones de años, un tiempo en que los dinosaurios aún dominaban la Tierra, lo que hoy es el norte de la Península Ibérica estaba prácticamente cubierto por las aguas de Tetis, el océano único que rodeaba al también único 'supercontinente' Pangea, que en ese momento de la historia de nuestro mundo terminaba ya de fragmentarse en los continentes que podemos ver en la actualidad.
placa de ámbar del periodo cretácico con
insectos atrapados en su interior. / EFE
En medio de un calor húmedo y asfixiante y rodeada de grandes bosques de coníferas, la actual Cantabria era una zona costera, rica en canales y lagunas de agua estancada que se llenaban de hojas, maderas, insectos y todo tipo de sedimentos arrastrados por las riadas desde el interior.
En aquel tiempo lejano, las plantas no habían inventado aún el eficaz método de reproducción que utilizan en nuestros días, la polinización. Por eso no había flores, no existía la hierba, y tampoco la inmensa variedad de insectos y de ecosistemas que dependen de las praderas y del consumo de polen.
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Fuente: José Manuel Nieves http://www.elcorreodigital.com/
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