12.12.08 - MIGUEL ÁNGEL RUIZ
Bajar a una mina no es cualquier cosa: uno se encuentra de repente en un medio extraño, tiende a caminar con la cabeza agachada y las pupilas tardan un buen rato en adaptarse a la oscuridad. Son sensaciones que experimenta el visitante ocasional y que de ninguna manera podían permitirse el lujo de sufrir los mineros profesionales, que se dejaron los ojos y los pulmones -muchos, la vida- arrancándole a la sierra pedazos de plata, estaño, galena argentífera y otros minerales. Los municipios costeros de la Región están agujereados por miles de galerías, que funcionaron a pleno rendimiento hasta bien pasada la mitad del siglo pasado: Cartagena, La Unión, Mazarrón y Águilas tienen en común un importante patrimonio industrial, por lo general ubicado en zonas de gran interés natural y paisajístico, que ahora comienza a ser recuperado.
El lago interior, en la galería más profunda
La entrada a la galería está situada en mitad del Camino del 33, la pista que conduce desde La Unión hasta Portmán a través de la Sierra Minera, una importante vía de comunicación en su época para los habitantes de este municipio y de cuya construcción se cumplen ahora 75 años.
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